29 octubre 2001. Un abrumador 73% de los peruanos encuestados en Lima y el Callao la semana pasada desaprobó los ataques de EE.UU. contra Afganistán. ¿Razones? El 63% dijo que no se debía responder a la violencia con la violencia, mientras que el 21% se quejó de que Estados Unidos abusaba de los países más pequeños.

La mayoría de los peruanos, sin embargo, apoyó en otros tiempos las medidas draconianas y a menudo sanguinarias del caído Presidente Alberto Fujimori contra la también sanguinaria guerrilla Sendero Luminoso, cuando ésta ponía en peligro la existencia misma de Perú. Quizás los peruanos aprendieron en carne propia que la contraviolencia no paga. O quizás sea que el pacifismo es más fácil a distancia.

Si no, pregúntenle a los "progresistas" de Nueva York y Washington, que en tiempos de Fujimori criticaban a los peruanos (en privado, desde luego), por su tolerancia de la violencia estatal y no hace mucho lamentaban la poca compasión de aquéllos hacia la neoyorquina Lori Berenson, encarcelada en Perú por presunta complicidad con terroristas locales.