31 AGOSTO 2001. La homofobia es el fantasma en la cena de Macbeth que empieza hoy en Durban, Sudáfrica.

El eje Vaticano-Islámico, apoyado por los Estados Unidos de Bush, quiere extirpar toda mención de la gente gay del programa de la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia que organizan allí las Naciones Unidas.

Al igual que en la reciente Conferencia Mundial sobre el SIDA, un montón de países latinoamericanos le sirven de comparsa, por acción (como Nicaragua) o por omisión (como Cuba).

Brasil salva una vez más a Latinoamérica de la vergüenza, con su defensa de los derechos humanos de todos. No en balde tiene el movimiento gay más fuerte de la región.

Como en Macbeth, los confabulados de Durban se deshacerán del cadáver y limpiarán los cuchillos. Se acabó, dirán.

Pero no, se equivocan. Estaremos allí, como sombras detrás de cada tema del programa. Después de todo, entre las minorías raciales y culturales del mundo hay tantas lesbianas, hombres gay y personas bisexuales y transgénero como entre las mayorías.

Enlace:

Para el documento La intersección entre raza y sexualidad, preparado por IGLHRC (Comisión Internacional de los Derechos Humanos para Gays y Lesbianas).