18 DICIEMBRE 2001. Poco después de que la muerte del Generalísimo Francisco Franco le pusiese fin en 1975 a cuatro décadas de dictadura en España, miles de presos fueron liberados, perdonados y, luego, compensados.

Sin embargo, a los gays encarcelados en virtud de la homofóbica legislación franquista se les obligó a cumplir íntegramente sus sentencias. Sus fichas policiales se mantuvieron y los nuevos mandatarios democráticos de España ni siquiera se dignaron a ofrecerles la más leve disculpa.

La semana pasada, con un pequeño retraso de 26 años, el parlamento español por fin dio un pasito para empezar a deshacer el mal hecho: ordenó que las sentencias por homosexualidad se expurgasen de las fichas policiales.

Una moción para compensar financieramente a los miles de gays, en su mayoría hombres, encarcelados, torturados o encerrados a la fuerza en hospitales siquiátricos durante la dictadura, no se aprobó, al ser torpedeada por el conservador partido gubernamental del Primer Ministro José María Aznar.

Para los españoles gays, la lucha continúa. "Queremos una declaración de resarcimiento moral por la Cámara para unas personas a las que se les robó la vida", dijo Pedro Zerolo, presidente de la Federación Estatal de Gays y Lesbianas, el principal grupo gay de España.